MENSAJE DEL PRESIDENTE
DE LA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO, GENERAL ZENÓN NORIEGA, ANTE EL CONGRESO
NACIONAL, EL 28 DE JULIO DE 1950
Señores Representantes:
El Jefe del Movimiento Restaurador de Arequipa declaró, ante
el país, en su manifiesto de 27 de octubre de 1948, que su objetivo fundamental
consistía en la restauración de una verdadera constitucionalidad mediante el
voto ciudadano secreto y libre. Pues bien, señores, ese Gobierno militar,
presidido por el señor General Manuel A. Odría -hasta el 31 de mayo último-
fecha en que renunció ese alto cargo para postular su candidatura a la
Presidencia de la República; ese Gobierno, con cuya Presidencia me honro, desde
entonces, se presenta en este recinto, hoy 129° aniversario de nuestra
independencia, para dejar absolutamente cumplida tan solemne promesa,
entregando, como lo hace, el Mando Supremo de la República al ciudadano ungido
por el voto popular.
Vivo está todavía en nuestra memoria el recuerdo angustioso
de las horas sombrías, en que una demagogia insensata y subversiva, y la
funesta política de un gobierno débil, conducían a la nación al más completo e
irreparable de los desastres.
El desquiciamiento institucional, la zozobra política, la
intranquilidad pública, la violencia y el terror; el aniquilamiento de la
producción y la falencia de los recursos fiscales, debidos a un régimen
económico inflacionista y de controles; el espectro de la desocupación, el
hambre y la miseria rondando por la hermosa heredad de nuestros mayores, tal el
cuadro trágico que ofrecía el país antes del pronunciamiento de Arequipa.
Frente a este cuadro pavoroso, las Fuerzas Armadas de la República –antena
sensible del patriotismo y del instinto de conservación de la nacionalidad-
tenían que reaccionar y reaccionaron, para detener al Perú al borde del abismo
y para conducirlo, como lo han hecho, en menos de dos años, por el amplio
camino de la recuperación y del engrandecimiento. La revolución restauradora de
los institutos armados culmina con esta hora incomparable de júbilo democrático
y de gloria civil; culmina, señores, con este acto de profunda transcendencia
nacional en que quedan, legítimamente constituidos los Poderes Ejecutivo y
Legislativo del Estado en la plenitud de sus derechos, de sus atribuciones y de
sus prerrogativas constitucionales.
Antes de dejar el mando de la nación, debo rendir breve
cuenta de la obra realizada durante los 21 meses que la Junta Militar ha
ejercido el Poder, de los cuales 19 laboré en ella, como su Vicepresidente y
Ministro de Guerra, de acuerdo con el Decreto Ley N° 10894.
Me referiré sólo a algunos puntos esenciales, dejando los
demás para ser considerados en el documento oficial in extenso.
RELACIONES EXTERIORES
Instalada la Junta Militar, recibió el estímulo reconfortante
de la amistad de los Estados con representaciones diplomáticas en nuestro país;
gesto significativo, por el que me es grato renovar, en esta singular
oportunidad, mi agradecimiento más cordial.
La política internacional, se ha inspirado en las más puras
tradiciones de nuestra Cancillería. La declaración consignada en el manifiesto
de Arequipa, en el sentido de que el nuevo régimen respetaría los compromisos
internacionales contraídos, ha sido fielmente cumplida. Hemos tratado de
mantener y robustecer, en todo instante, los vínculos que nos unen a la
comunidad de naciones, en especial a las repúblicas hermanas de América,
vínculos en este caso, fuertemente influidos por razones históricas y
geográficas, pero, cuidando siempre de que la cooperación interamericana, lejos
de amenguar, fortaleciera nuestra personalidad como Estado libre y soberano.
La Junta Militar, desde su iniciación, declaró que inspiraría
su política internacional en los principios y disposiciones del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca, firmado en Río de Janeiro el 2 de
setiembre de 1947.
Uno de los primeros actos de la Junta Militar consistió en
dar exacto cumplimiento a lo dispuesto en la Declaración XXXII de la
Conferencia de Bogotá, poniendo fuera de la ley a los partidos internacionales
que representaban un peligro efectivo para las bases de la organización
democrática americana, así como para la paz y seguridad del hemisferio. El Perú
acababa de sufrir el impacto desquiciador del motín del Callao, de 3 de octubre
de 1948, originado por ideologías y métodos que comportan claramente ese
peligro y que, además, repugnan a la conciencia viva de la nacionalidad. El
valor y el patriotismo de nuestros soldados, bajo mis órdenes directas,
conjuraron el peligro, salvando así al país de la hora más trágica que pudo
haberle sobrevenido en toda su historia política. La Junta Militar de Gobierno
surgió, precisamente, para que esa hora no suene jamás en esta patria, forjada
por nuestros próceres y dignificada por nuestros héroes.
El refugio, en algunas Embajadas, de los culpables de actos
de terrorismo y subversión, provocó situaciones de verdadero escarnio del
derecho de asilo, como en el caso de Cuba, o de cortés discrepancia en su
interpretación, como en el caso de Colombia. En el primero, la única actitud
digna del país era la entrega de pasaportes al Representante cubano y así se
hizo; y en el segundo, manteniendo nuestro punto de vista, fuimos de común
acuerdo y por iniciativa del Perú ante la Corte de La Haya. El asunto en
litigio se está ventilando ante tan alto tribunal.
Conviene subrayar que estamos defendiendo, junto con nuestras
instituciones vitales, la seguridad y la paz de las naciones americanas, así
como el auténtico espíritu democrático que animara a los fundadores de su
independencia, principios consagrados, unánimemente, en la Conferencia de
Bogotá. Quiera la Providencia que nunca se produzcan acontecimientos, en otros
países, que justifiquen la tesis peruana como la única legítima, previsora y
conveniente para la comunidad continental. En lo que al Perú concierne, el
resultado de las elecciones recientes demuestra que los verdaderos responsables
del estado caótico en que se debatía la nación, antes del 27 de octubre de
1948, fueron unos pocos dirigentes desorbitados y audaces. Ante el llamado a la
cordura hecho por el Jefe del Estado a los sectores engañados por la propaganda
demagógica, el puñado de terroristas ha quedado al descubierto como una ínfima
minoría de fanáticos.
Al producirse recientemente, por los sucesos de Corea, una
grave situación internacional, la Junta ha respondido con prontitud y decisión
al llamado del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, reafirmando su
política de solidaridad con los Estados pacíficos y la urgencia de afianzar,
por la acción conjunta, la paz y la seguridad internacionales, amenazadas por
la agresión injustificada a un Estado que hemos reconocido y que ha sido
admitido en las Naciones Unidas.
Al mismo tiempo, en forma directa, se ha trasmitido al
Gobierno de los Estados Unidos las expresiones de la adhesión del Perú con la
acción norteamericana en Corea, que está orientada al cumplimiento de los
principios de la Carta de las Naciones Unidas, de respeto a la independencia de
los Estados y de defensa de la seguridad y paz mundiales.
El Gobierno y el pueblo del Perú, en la gloriosa efemérides
de su independencia nacional, expresan su admiración y simpatía a los Estados
Unidos de Norteamérica, la gran nación que, después de haber decidido la
victoria aliada en la última guerra mundial se yergue hoy como paladín de un
Estado lejano, injustamente agredido, para defender los ideales y principios,
no sólo de la patria de Washington y de Lincoln, sino de las Naciones Unidas,
es decir, de todos los pueblos de la tierra que creen en la libertad y rinden
culto a la dignidad humana.
El Presidente de la República de Chile, excelentísimo señor
Gabriel González Videla, estuvo de paso por Lima, con ocasión de su visita al
presidente de los Estados Unidos de
Norteamérica.
El mandatario chileno fue recibido cordialmente por el
Presidente de la Junta Militar de Gobierno, General don Manuel A. Odría. Esta
fue una nueva oportunidad para estrechar los amistosos lazos que unen a ambos
países.
Reconforta nuestro espíritu patriótico y compromete la
gratitud nacional, que hoy deseo renovar, la solidaridad que las naciones del
mundo han manifestado al Perú con motivo de la catástrofe ocurrida en la ciudad
del Cuzco, capital arqueológica de América. Los mensajes recibidos, la ayuda
material brindada y la repercusión internacional que ha tenido el sismo del 21
de mayo, han significado demostraciones elocuentes de lo mucho que se aprecia a
nuestro glorioso pasado y del alto grado de estima en que se tiene a nuestro
país.
Expreso, en esta solemne ocasión nuestro cordial
agradecimiento a los gobiernos que han acreditado representaciones diplomáticas
para asistir a la transmisión del Mando Supremo de la República. El pueblo
peruano comparte así, con ellos, la satisfacción de ver surgir la
constitucionalidad, después de una etapa gubernativa de patriótico reajuste
administrativo y político.
GOBIERNO Y POLICÍA
El primer deseo de la Junta Militar fue devolver al país la tranquilidad
de que tanto necesitaba después de más de tres años, durante los que, cada día,
era portador de una sorpresa atentatoria contra las personas e instituciones.
Era tal el estado de inseguridad y desconfianza que nadie osaba formular un
plan de actividades de largo alcance, por el temor de que se produjera alguno
de los tantos cambios bruscos, agitaciones demagógicas o perturbaciones de la
normalidad cotidiana, que habían sumido a la nación en un estado de alarma
permanente. No fue tarea fácil extirpar las fuentes de tan crítica situación.
La Junta debió tomar –y tomó con firmeza, pero con moderación innegable- toda
las precauciones que esa situación demandaba. Apenas se dio cuenta la
ciudadanía de que el Gobierno tenía el control absoluto de los focos de
subversión y de caos, se despojó de todo sentimiento de temor y se entregó, de
lleno, al trabajo en franco ambiente de pacífica convivencia. Por eso, señores,
la Ley de Seguridad fue vista con la misma tranquilidad con que la gente
honrada mira el arma en manos del custodio del orden y del defensor de la
patria. La Junta Militar no usó jamás de sus poderes y facultades sino contra
los que habían delinquido, contra los que habían abandonado las sendas del
cumplimiento del deber, del respeto a los derechos ajenos y del acatamiento a
los mandatos de la autoridad competente.
Constituirá, señores, el máximo galardón para la Junta
Militar la rectitud con que ha cumplido todas y cada una de las promesas que
hiciera sobre la solución del problema político. No faltaron, sin duda, ni el
pesimismo de las personas de buena fe, que ya no creían en promesas
electorales, por haber sufrido decepciones en otras oportunidades, ni la
campaña interesada de los resentidos cuyas pretensiones absurdas no fueron
satisfechas, ni los esfuerzos desesperados de quienes se consideraban,
irremisiblemente perdidos, si se lograba el retorno del país a la
constitucionalidad.
Resumamos los hechos. El 1 de setiembre de 1949 se expidió el
Decreto Ley N° 11100 disponiendo la apertura de un nuevo Registro Electoral. El
30 del mismo mes se dio el Estatuto Electoral por Decreto Ley N° 11172. El 4 d
enero de 1950 el Gobierno convocó a la ciudadanía a elecciones generales para
la renovación de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, señalando el 2 de julio
para el acto del sufragio.
El 31 de mayo de este año el general Odría renunció al cargo
de Presidente de la Junta Militar de Gobierno para bajar al llano, como lo
había prometido. La Junta que tengo el honor de presidir dictó el decreto
supremo de 7 del presente, convocando al Congreso a sesiones ordinarias. Y aquí
estamos, señores, inaugurando esas sesiones ordinarias. Así ha cumplido la
Junta Militar de Gobierno, y ha cumplido también con presidir las elecciones en
forma que no tiene precedentes, tanto por el orden y tranquilidad en que se han
desarrollado, como por las máximas garantías concedidas, para asegurar la
libertad y pureza del sufragio.
JUSTICIA Y CULTO
El Gobierno ha otorgado al Poder Judicial todas las
facilidades requeridas para el desempeño de la augusta función que la nación le
tiene encomendada; dicho Poder, me es grato reconocerlo, ha dispensado al
Ejecutivo su colaboración decidida para el normal desarrollo de la vida
institucional de la República.
Las relaciones entre la Iglesia y el Estado se han mantenido
inalterables, desenvolviéndose dentro de la mayor armonía y cooperación.
Como jefe de la Iglesia peruana, su Eminencia el Cardenal
Juan Gualberto Guevara, acompañado de distinguidos prelados, se dirigió a Roma,
con motivo del Año Santo. Es grato consignar que su Eminencia ha recibido
múltiples atenciones en todas las ciudades que ha visitado. El 8 del presente
retornó a la patria habiendo sido objeto de una cordial recepción.
Por Resolución Suprema de enero último el Gobierno, dando
prueba de su catolicismo, ha resuelto la restauración y ampliación de la
Iglesia y Convento de las Nazarenas, donde se rinde culto a la venerada imagen
del Señor de los Milagros, contribuyendo con una importante suma de dinero que,
unida a la colecta nacional ya iniciada, permitirá, en breve plazo, convertir
el referido santuario en un lugar acorde con la devoción creciente de los
fieles y con el plan de embellecimiento urbano.
El 29 de mayo último, se promulgó el Estatuto y Escalafón del
Servicio Civil, estableciendo la carrera administrativa, la estabilidad en los
puestos y el régimen de ascensos. Esta disposición, que figura entre las más
importantes dictadas por la Junta Militar de Gobierno, fue recibida con justo
beneplácito por los servidores públicos, quienes exteriorizaron su gratitud al
jefe del Estado.
Se ha dispuesto la construcción de Colonias Penales Agrícolas
que nuestro Código Penal propugna y que no se había llevado a cabo. Actualmente
se está construyendo la Colonia Penal Agrícola del Sepa que, en el presente
año, estará terminada, lo que permitirá la descongestión de nuestros establecimientos
penales.
En la ciudad de Puno, en un plazo de veinte meses, se ha
terminado la construcción del Palacio de Justicia que se inaugurará en el
próximo mes de agosto.
DEFENSA NACIONAL
Guerra
La acción del Ministerio de Guerra se ha dejado sentir mediante
disposiciones tendientes a reafirmar el sentimiento patriótico, a mejorar la
situación de las reparticiones, unidades y servicios de los institutos armados
y a conceder justos derechos a sus miembros.
Ha sido constante preocupación de la Junta procurar, por
todos los medios, que nuestro Ejército adquiera la tecnificación y eficiencia
que exigen los actuales tiempos. Las sugerencias que me he permitido formular,
como Ministro del ramo, y que se cristalizaron en decretos leyes, decretos o
resoluciones supremas, han estado inspiradas siempre en el civismo y fervor
patriótico que despiertan todos aquellos asuntos que atañen a la patria misma.
La Ley del Servicio Militar Obligatorio N°1569, vigente en el
país durante 36 años, resultaba incompleta, inaplicable y anacrónica en muchas
de sus disposiciones. La ciudadanía y el Ejército reclamaban la reforma de esta
importante pauta legal. La Junta Militar expidió, con fecha 2 de marzo de 1949,
una nueva Ley del Servicio Militar Obligatorio. En ella se realizan vitales
reformas de carácter social y militar, y se mejora el mecanismo de la
conscripción de modo que resulta a tono con la época en que vivimos y con las
necesidades de la Defensa Nacional.
Por Decreto Ley N° 11380 se promulgó el nuevo Código de Justicia
Militar, importante obra legislativa de la Junta Militar. Este instrumento jurídico introduce reformas de
gran trascendencia, como son la idoneidad y la experiencia en la administración
de justicia, y como tal representa un notable avance en materia de legislación
penal-militar.
Después de auscultar todas las sugerencias, en el seno mismo
de las reparticiones técnicas de las Fuerzas Armadas, se ha aprobado
últimamente la Ley Orgánica del Ejército. Esta ley que precisa las atribuciones
y delimita las responsabilidades de los diferentes organismos del Ejército, que
expone el orden lógico en que deben ser tratados y resueltos los múltiples
problemas de carácter militar, viene a subsanar una necesidad sentida en las
esferas militares, pues, la ley derogada, por su antigüedad y limitaciones, no
estaba de acuerdo con los actuales problemas del ramo de Guerra. El Ejército ha
recibido un cuerpo de disposiciones legales cuya aplicación le ha de resultar
altamente benéfica.
El régimen de los ascensos militares ha sido objeto de
especial estudio. Por Decreto Ley N° 11242, se derogó la Ley de Ascensos de
1901 y demás leyes y disposiciones pertinentes. La ley de 1901 había sido
modificada por una serie de decretos y resoluciones, hechos con distinto
criterio, lo que trajo por consecuencia un conjunto heterogéneo e inarmónico de
disposiciones legales transitorias, incompatibles con un sistema moderno de
ascensos. La nueva ley modifica el procedimiento del examen e introduce, entre
otros factores importantes, el rendimiento útil en el desempeño de funciones,
el ejercicio del mando de tropas, la capacitación profesional, la personalidad,
el comportamiento y, muy particularmente, la integridad moral como condición
ineludible para el ascenso. La ley prescribe normas para el ascenso en tiempo
de paz y de guerra, inspiradas en elevados y modernos conceptos de justicia y
equidad.
Por Decreto Supremo de 26 de setiembre de 1949, se formó el
Cuerpo Técnico de Especialistas en Material de Guerra, con las siguientes
finalidades específicas.
-Estudio y solución de los problemas técnicos relativos a la
provisión y servicio del material de guerra; y
-Organización y dirección de la industria de guerra.
Por disposición de la Junta Militar y después de tres años de
culpable inacción, se reiniciaron, en enero de 1949, los trabajos del Centro de
Instrucción Militar del Perú, considerado como uno de los mejores planteles
militares de América.
El CIMP está constituido por cinco grupos de escuelas y los
servicios correspondientes, que suman 82 edificios, ubicados sobre cien
hectáreas, con una superficie construida de 50 hectáreas. Fue inaugurado el 22
de diciembre de 1949.
El 4 de enero del presente año se colocó la primera piedra
del nuevo edificio para el Centro de Altos Estudios Militares y Escuela
Superior de Guerra. Con la edificación del CIMP y de este nuevo plantel, la
Junta Militar da solución integral al importante problema de la instrucción
militar de los cuadros, lo que tiene trascendental significación en el futuro
desenvolvimiento de nuestro Ejército.
Honda preocupación para la Junta ha sido el problema del
alojamiento. Por eso -a la vez que ha intensificado la construcción de unidades
vecinales y agrupamientos de viviendas para obreros y empleados- ha puesto en
marcha también un vasto plan de construcción de cuarteles. Así, se ha colocado
las primeras piedras de los de Lima, Tacna y Chiclayo. Se está construyendo uno
en Trujillo y se ha inaugurado el de Moquegua. Se han reparado los de Huancané,
Juliaca, Huancayo y Tumbes. Se han adquirido terrenos para la construcción de
otros edificios militares y, progresivamente, serán edificados locales de esta
clase en diferentes zonas del país.
La Junta Militar, en defensa del capital humano, viene dando
cumplimiento también a un vasto plan de asistencia hospitalaria. En el orden
militar, la construcción del nuevo Hospital, que reemplazará al viejo nosocomio
de San Bartolomé, constituye una de las más importantes realizaciones del
Ministerio de Guerra.
El Hospital se construye, rápidamente, sobre un terreno con
más de seis hectáreas de superficie, entre las avenidas Brasil y Pershing y
está destinado a ser uno de los mejores en su género.
Por Resolución Suprema N° 800-DGASH se adquirió, para el ramo
de Guerra, el Hospital de Santa Rosa de Itaya, en Iquitos.
Por Resolución Ministerial N° 65-DAM, se ha dispuesto la
ampliación de la clínica militar de Tumbes.
Por Decreto Ley N° 11062, la Junta Militar adquirió una
fábrica de calzado para el Ejército, independizándolo así del mercado local en
este importante renglón. Mediante esta disposición gubernativa, no solamente se
ha obtenido un calzado de mejor calidad y más barato para las tropas, sino que
se ha alcanzado una economía para el Estado que, a la fecha, sobrepasa la cifra
de un millón de soles.
El Ministerio de Guerra estructuró un vasto plan de remonta
nacional, a fin de impulsar el desarrollo de nuestra decadente y casi nula
producción equina. En cumplimiento de este plan se ha adquirido, en el
extranjero, ganado fino y seleccionado, y en el país varias haciendas para
instalar los correspondientes criaderos.
En esta forma, el ramo de Guerra cautela debidamente los
intereses del Estado, porque estas medidas tienden a liberar el futuro de la
remonta nacional del mercado extranjero, evitando la salida al exterior de
importantes sumas de divisas.
Para independizar al Ejército del mercado local, en artículos
de primera necesidad, se han adquirido fundos en diversas regiones para la
instalación de centros agropecuarios militares, con miras a que las tropas se abastezcan por sí mismas.
La adquisición de material de guerra e implementos para el
Ejército, ha sido en todo momento primordial deseo del Gobierno. Se han dictado
las medidas necesarias para mejorar, en este aspecto, nuestra organización
militar.
La participación directa del Ejército en el progreso de la
nación ha venido constituyendo un vivo anhelo de nuestra actual generación de
oficiales, anhelo que ha hecho suyo la Junta Militar de Gobierno. En la
actualidad las unidades de ingenieros y trabajadores se hallan empeñadas en
trabajos de construcción y reparación de caminos en diversas regiones de la
República. La intervención de estas unidades en los planes de caminos
constituye, sin duda, una labor de gran provecho nacional, ya que, uniendo variadas
zonas del territorio patrio y diversos centros poblados, no sólo se colocarán
al pie de la obra los equipos necesarios para los trabajos de irrigación, sino
que se llevará, a las más apartadas tierras, la corriente civilizadora de las
grandes ciudades, y se recibirán de aquellas los productos que ofrecen,
facilitando, de este modo, la solución del problema alimenticio del país.
Por la síntesis que dejo anotada se podrá apreciar que una
ardua labor de superación integral de nuestro Ejército ha sido iniciada por la
Junta Militar. Ningún organismo administrativo o técnico ha dejado de ser
considerado para concederle uno u otro beneficio. Desde la provisión del
material bélico hasta los suministros de carácter científico; desde el
incremento del ganado hasta la edificación de cuarteles; desde el mejoramiento
estructural de nuestras direcciones e inspecciones hasta la mejor distribución
territorial de las Fuerzas Armadas, todo ha sido previsto, estudiado y resuelto
por medio de oportunos decretos leyes o resoluciones gubernativas.
Tengo la íntima satisfacción de afirmar- muy seguro de lo que
digo- que jamás recibió nuestro Ejército, en igualdad de tiempo, mayores
beneficios, ni nunca se glorificó más a los hombres que regaron con su sangre
heroica, la bendita tierra peruana, que en el mandato de la Junta Militar. Allí
se yergue, para atestiguar mi afirmación, el monumento levantado al inmortal
soldado de la Breña, Mariscal Andrés A. Cáceres; allí, mirando al infinito de
la patria amada, están los bustos de Bolognesi -el anciano legendario de la
acción y de la frase hasta hoy inigualadas-; el del Gran Mariscal Castilla,
insigne soldado y mejor estadista; allí también el mausoleo, para depositar los
restos venerados de ungran patriota, el Mariscal Óscar R. Benavides.
Los institutos armadas del Perú, herederos de tradiciones de
gloria y custodios del legado de nobleza y de lealtad que le dejaron nuestros
próceres y nuestros héroes, no olvidan nunca el reconocimiento que deben a
éstos. Es así como la Junta Militar de Gobierno, en cada uno de cuyos miembros
alienta el culto por los que nos dieron la libertad y la independencia, ha
querido honrar de manera especial al más destacado de los autores de ella, y ha
declarado “Año Sanmartiniano” a este de 1950, en que se cumple el primer
centenario del fallecimiento del Generalísimo don José de San Martín. Al
rememorar con ese motivo la gesta sanmartiniana y al traer a la memoria, con
los actos dedicados a esa celebración, la vida y la obra de San Martín, desean
los institutos armados del Perú rendirle su tributo de admiración y de gratitud
y actualizar sus virtudes y sus méritos como un ejemplo para todos los peruanos
y en especial para quienes visten el glorioso uniforme de los soldados de la
patria.
Marina
La dación de los decretos leyes números 11167 y 11191,
creando fondos destinados, exclusivamente, a la adquisición de unidades navales
de valor militar efectivo, constituye un hecho trascendental y único en la
historia de nuestra Marina de Guerra, pues, significa el primer paso dado, en
forma segura y efectiva, para el resurgimiento de esta institución de vital
importancia en el afianzamiento de la Defensa Nacional.
Se ha incrementado la Fuerza Fluvial del Amazonas con la
orden de construcción, en Europa, de elementos apropiados a la subsistencia de
dicha fuerza.
Desde mayo último procede la Electric Boat Company, de New
London, Conneticut, al recorrido total de nuestros submarinos, lo que aumentará
notablemente su eficiencia.
Aeronáutica
Ha puesto especial interés la Junta Militar en el
mejoramiento de nuestras Fuerzas Aéreas y, al efecto, al formularse el
Presupuesto General para el año 1950, se ha consignado en el Pliego de
Aeronáutica, S/. 79’007,651.51 y por leyes especiales S/. 3’640,000.00, con lo
que alcanza un total de S/.82’647,651.51.
Comparando las cantidades presupuestales para 1949 y 1950,
puede comprobarse un aumento de S/. 24’017,651.51 que ha permitido un mejor
desenvolvimiento de esta institución armada.
Han sido puestas a disposición del Ministerio de Aeronáutica
apreciables sumas de dinero, en moneda extranjera, para la compra de unidades
de combate y se ha dado un gran impulso al Grupo de Transporte, mediante la
adquisición de nuevos y modernos aviones.
Contemplando una necesidad impostergable de las Fuerzas
Aéreas y con el fin de determinar los derechos y obligaciones de sus
componentes, que estaban regidos por reglamentaciones inaplicables –que no
correspondían al adelanto y volumen alcanzados por esta arma- han sido
aprobadas la Ley de Ascensos y la Ley Orgánica de las Fuerzas Aéreas, acordes
ambas con la realidad actual.
Están en plena ejecución las edificaciones de la Escuela de
Las Palmas, así como la terminación de las obras que fueron paralizadas en
1945.
HACIENDA Y COMERCIO
La gestión económica de la Junta Militar, basada en sanos
principios de equilibrio de las finanzas públicas, permite hoy hacer una
halagadora exposición de los resultados
obtenidos.
Es conocida por toda la ciudadanía la crítica situación en
que se encontraba la Hacienda Pública al asumir el poder la Junta Militar; un
absurdo sistema de control de cambios desalentaba a las fuerzas productoras del
país acentuando, cada vez más, el desnivel de nuestra Balanza Comercial, de
Pagos; fuertes déficits fiscales, financiados con emisiones inorgánicas,
desvalorizaban nuestra moneda, y el índice del costo de vida experimentaba
sistemática y alarmante alza.
La Junta Militar decidió restablecer la economía nacional,
eliminando o morigerando las causas generadoras de la tremenda inflación que el
país estaba sufriendo.
En primer término, expidió el Decreto Ley N° 10905, destinado
a suprimir paulatinamente el control de cambios, permitiendo que el mercado
libre fuera abastecido con las divisas provenientes de las exportaciones y
otorgando, para tal fin, certificados de oro que facilitaran la importación de
artículos indispensables, cuya determinación se hizo después de un serio
estudio de nuestra realidad.
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 4° del mencionado
decreto ley, el 45% del total de moneda extranjera proveniente de las
exportaciones fue dedicado, por el Banco Central de Reserva del Perú, a
satisfacer las necesidades primordiales
del Estado, es decir, las relativas a la alimentación popular y a la
adquisición de medicinas. Se resguardaba así el normal funcionamiento de la
maquinaria estatal y, a la vez, se defendía el capital humano suministrándole
medios de vida imprescindibles. Estas plausibles medidas encontraron dos
escollos: en primer término, la expansión del crédito bancario, estimulado por
la gran cantidad de circulante, puesto en juego, por las emisiones citadas; y,
en segundo lugar, la inescrupulosa actitud de quienes dedicaron al mercado
negro las divisas concedidas para ser utilizadas en las importaciones permitidas.
Por eso se hizo necesaria la expedición del Decreto Ley N° 11052 que encomendó,
a la Superintendencia de Bancos y al Banco Central de Reserva del Perú, la
regularización del crédito y del mercado de cambios.
Aparte de tales dispositivos legales, que podrían
considerarse de emergencia, era ineludible ir a un estudio integral de la
situación económica y financiera del país, para establecer las verdaderas
causas de malestar y dictar enérgicas medidas destinadas a remediarlo.
Inspirada en tales propósitos, la Junta juzgó necesario encomendar a una
comisión de técnicos el estudio de nuestros más serios problemas de carácter
económico. Con tal fin se contrató, en los Estados Unidos de Norte América, una
misión económica y financiera. Los buenos oficios de la Secretaría de Estado de
los Estados Unidos, y del Banco de Reconstrucción y Fomento, facilitaron la
solución del problema.
La misión económica y financiera, formada por expertos y
presidida por el connotado economista, doctor Klein, comenzó a actuar de
inmediato, realizando una investigación minuciosa para determinar el ritmo de
nuestras fluctuaciones económicas; como resultado de su estudio, la misión
llegó a trascendentales conclusiones que fueron consignadas en el informe que
presentó al Gobierno.
Cábeme la satisfacción de indicar que las recomendaciones y
sugerencias de la misión económica y financiera se han traducido, en gran
parte, en decretos leyes, decretos supremos y otras disposiciones, con arreglo
a las cuales se rige nuestra economía, entre los que puedo citar el Decreto Ley
N° 11208, que suprimió la paridad de S/. 6.50 para el dólar, devolviendo al
país la libertad de comercio. Otros proyectos importantes, como la reforma de
leyes de presupuesto y Contraloría, se están estructurando y pronto serán
sometidos a la consideración del Congreso Nacional.
La Junta Militar ha llevado a cabo obras de trascendencia en
el Ministerio de Hacienda. Por Decreto Ley N°11016 ordenó la construcción del
nuevo local de este Ministerio, en el cual se centralizarán todas las
reparticiones de este ramo, hoy dispersas, con evidente ventaja para un mejor
rendimiento. Esta gran obra está en plena ejecución. Para descongestionar el
tráfico, se construye anexa a dicho local, la Plaza 27 de Octubre, que dará
cabida, en una playa subterránea, a 200 automóviles.
La obra hacendaria de la Junta Militar no sólo se ha
concentrado al saneamiento de la Hacienda Pública, a la moralización
administrativa, a la persecución del contrabando y a la dotación de materiales
para tan importante Ministerio, sino que, con el producto de las rentas
recaudadas de más, con respecto a los cálculos previstos, ha empleado en 1949
alrededor de 200 millones de soles en la ejecución de obras reproductivas de
positivo provecho para el país.
Una severa restricción de los gastos públicos disminuyó, en
25%, el elevado déficit que se había gestado durante la ejecución del
Presupuesto de 1948. Un Presupuesto bien equilibrado y una política realista y
sobria, permitieron fortalecer el erario y acusar el superávit más alto
registrado, hasta la fecha, conforme se
demuestra claramente en la Cuenta General de la República correspondiente al
año 1949.
EDUCACIÓN PÚBLICA
Considerando que la Educación Pública es factor sustantivo en
la formación de la peruanidad, la Junta ha dedicado los mayores esfuerzos a fin
de colocarla en el más alto nivel posible.
Las disposiciones dictadas, desde noviembre de 1948 hasta
julio del presente año, se sintetizan, explican e iluminan en un documento de
trascendencia única en la historia de la educación en el Perú. Me refiero al
Plan de Educación Nacional, aprobado por decreto supremo de 13 de enero de
1950, pero cuyos lineamientos fundamentales estaban ya presentes en la política
educacional de la Junta, desde el comienzo de su acción renovadora.
Se inspira el Plan en el propósito de modelar una juventud
sana de cuerpo y espíritu, que rija su conducta por los preceptos de la moral
cristiana, que sienta amor por el suelo nativo y veneración por la historia
patria, que busque y defienda la verdad con mente clara y disciplinada, que sea
sensible a la emoción de la belleza, que tenga devoción por el trabajo, fuente
de bienestar individual y colectivo, y que ostente elevada conciencia de su
propia dignidad.
El Plan de Educación Nacional manda construir, en el plazo de
diez años y con un costo aproximado de 370 millones de soles, los siguientes
locales. 136 escuelas pre-vocacionales, 300 escuelas y la terminación de 1,000
locales entre los comenzados o por principiar, en lo referente a Educación
Primaria; 30 grandes unidades escolares para varones y 25 para mujeres y 4
colegios militares, en lo relativo a Educación Secundaria; institutos comerciales,
industriales y agropecuarios, en cada una de las grandes unidades escolares,
concernientes a Educación Técnica; un Instituto Nacional de Mujeres y 8
escuelas normales rurales.
Con el Plan de Educación Nacional de la Junta Militar, ha
infundido gran aliento renovador a la escuela peruana, sobre la base del
conocimiento de nuestra realidad educativa por observación directa de los
funcionarios del ramo; ha señalado la pauta para la constitución de una
auténtica pedagogía nacional; ha sentado el principio e indicado la forma, como
el Estado puede constituirse en orientador e impulsor de tan magna obra; y ha
iniciado la formación de una conciencia cívica en el sentido de que la
educación no es únicamente un problema doméstico que incumbe, en cada hogar, a los
padres de familia, sino un problema social de trascendencia nacional que entra
en el dominio de la responsabilidad común del Estado, de los maestros, de los
educandos y de la colectividad.
Están en funcionamiento tres grandes unidades escolares, en
Lima: Tomás Marsano, Melitón Carbajal y Emilia de Nosiglia.
Se encuentran en plena ejecución y serán terminados, al
finalizar el presente año, los pabellones de las grandes unidades escolares
Ricardo Bentín, en Lima; Coronel Isidoro Suárez, en Trujillo; San Luis Gonzaga,
en Ica; e Inca Garcilaso de la Vega, en el Cuzco.
Cuando se terminen de construir todas las grandes unidades
previstas en el Plan de Educación Nacional, quedarán satisfechas las
necesidades educativas de la población escolar, pues, en cada una de ellas se
impartirá Educación Primaria correspondiente a los años 5° y 6°; Educación
Secundaria completa y Educación Técnica en sus ramas comercial, industrial y
agropecuaria; y quedará, asimismo, cumplido el propósito de acción cultural y
social, mediante la capilla, el auditorio, el estadio, la piscina, los
talleres, la cooperativa, el bazar, los campos de recreación y el barrio
magisterial, que completan la estructura dinámica y funcional de cada uno de
esos grandes centros educativos.
FOMENTO
El ramo de Fomento y Obras Públicas ha desarrollado activa
labor, traducida en apreciable extensión de nuestra red vial; programación de
la obra ferrocarrilera; prosecución de los trabajos de irrigación ya comenzados
e iniciación de otros en nuevas zonas, que serán ganadas a la agricultura;
aumento de la producción extractiva y manufacturera; aprovechamiento de nuevas
fuentes de energía hidráulica; saneamiento de ciudades y su embellecimiento con
obras de ornato.
Por Decreto Ley N° 11043 se dictó una de las disposiciones de
mayor proyección para el porvenir del Perú: la construcción del ferrocarril de
trocha normal que permitirá la unión de la selva del Ucayali con el centro
económico y político de la nación.
Por el mismo Decreto N° 11043 se señalan los fondos
necesarios para su ejecución, teniéndose adelantadas las conversaciones con
entidades financiero-constructoras para realizarlo en el más breve plazo.
De acuerdo con el programa trazado, están avanzados los
estudios totales y el 2 de mayo del presente año se han iniciado los trabajos,
teniéndose, a la fecha, expeditos 15 kms. de explanación así como rieles y
accesorios para 50 kilómetros de vía. Está llegando parte de los 50 mil
durmientes contratados, habiéndose adquirido numerosos tractores, camiones y demás
maquinaria e implementos de construcción.
En materia de irrigaciones, se ha desarrollado un amplio plan
tendiente a obtener el mejor aprovechamiento de nuestras tierras eriazas a fin
de dedicarlas a la agricultura, con positivas ventajas para la economía
nacional; se han intensificado el estudio de nuevos recursos hidrológicos y se
han ejecutado trabajos de encauzamiento y defensa ribereños.
Al estudio previo y selección de los proyectos ha seguido la
acción inmediata del Gobierno, en su afán de beneficiar a las distintas
circunscripciones del país con el acrecentamiento de su producción.
La Junta Militar ha autorizado la inversión de S/.
58’737,869.00 en estudios, obras de irrigación, de encauzamiento de ríos y
adquisición del equipo y maquinaria pesados indispensables.
La ciudad del Callao confrontaba la solución de una serie de
problemas después de los graves daños que sufrió en el terremoto del 24 de mayo
de 1940. La Junta Militar ofreció al pueblo chalaco un estudio integral de
aquellas cuestiones que interesaban directamente a la colectividad y, en
cumplimiento de tal oferta, se expidió el Decreto Ley N° 11008. En esta
disposición gubernativa se creó un derecho adicional del 1% ad-valorem sobre
todas las importaciones no exceptuadas que se efectúen por la Aduana del
Callao, para dedicar su producto a la ejecución de importantes obras públicas
en esa localidad.
A fin de llevar a cabo los proyectos de las grandes obras
reproductivas, la Junta Militar ha conseguido la venida al país de una misión del
Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y de técnicos especialistas.
SALUD PÚBLICA Y ASISTENCIA SOCIAL
Desde que se gestó la revolución restauradora, uno de sus
grandes postulados democráticos fue el de defender los derechos de la clase
media, tan injustamente postergada, porque defenderla era reconocer que de ese
importantísimo sector de la ciudadanía emana el progreso industrial y la
capacidad profesional, tan necesarios para la buena marcha de la nación.
Por eso la Junta, materializando sus ideales y como uno de
sus primeros actos de Gobierno, creó el Seguro Social del Empleado Público y
Particular, por Decreto Ley N°10902. Esta actitud fue recibida con general
beneplácito puesto que venía a satisfacer una necesidad y a convertir en realidad
un viejo anhelo de los empleados, quienes fueron puestos a cubierto de los
riesgos de enfermedad, ancianidad y muerte, además del inherente al nacimiento
de los hijos.
Asimismo, la Junta Militar ha entregado a la Caja Nacional
del Seguro Social, la moneda extranjera que necesitaba para comprar los
materiales de construcción y equipos destinados a la terminación de los
hospitales de Piura, Trujillo, La Oroya y Huariaca. Los dos primeros están
construidos y próximos a inaugurarse y se apresura la terminación de los dos
últimos.
Para la atención del riesgo de enfermedad, durante el periodo
transitorio, se han organizado servicios médicos en todas las zonas del país y
se ha obtenido la colaboración de la Caja Nacional del Seguro Social en los
hospitales de Chiclayo, Chocope, Huacho, Cañete, Chincha, Ica, y Arequipa y en
los policlínicos del Callao y Pisco, y también la del Servicio Cooperativo
Interamericano de Salud Pública, para la atención de los empleados en Iquitos,
Tingo María, Pucallpa, Requena, Tarapoto y Yurimaguas. El cuerpo organizador
del Seguro Social del Empleado proyectó un vasto plan de construcción de
hospitales, policlínicos y consultorios, a iniciarse de inmediato en Arequipa,
Callao, Chiclayo y Lima.
Para la construcción del Gran Hospital Central se ha
adquirido el terreno que poseía la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con
una extensión de 168 mil metros cuadrados.
La Junta Militar desarrolla la lucha contra las enfermedades
transmisibles y, próximamente se iniciará la campaña materno-infantil, en la
que se invertirán 295 mil dólares en la adquisición de equipos y un millón
doscientos mil soles en su sostenimiento.
AGRICULTURA
El estado actual de la alimentación nacional es uno de los
testimonios más elocuentes de la obra realizada por la Junta Militar, en
beneficio del pueblo.
Cuando la Junta asumió el poder en octubre de 1948, la crisis
de subsistencias había alcanzado caracteres de extrema gravedad en todo el
país. Una política anacrónica de precios topes y controles, había hecho
descender la producción de alimentos a niveles alarmantes. Al mismo tiempo se
habían agotado las reservas de los artículos alimenticios que el Perú no
produce en cantidad suficiente y tiene que comprarlos en el exterior. Al amparo
de la escasez, prosperaban el acaparamiento y el mercado negro. El pueblo
sufría las duras consecuencias de esta situación. Colas interminables de
mujeres y niños amanecían, soportando los rigores del invierno, ante las
puertas de los establecimientos de expendio, con la esperanza de comprar un kilo de arroz o de
carbón, sin que muchas veces llegaran a conseguirlo. Por falta de harina, más
de una vez no abrieron sus puertas las panaderías.
Noble e imperativa función del Estado moderno es velar por la
alimentación del pueblo. Comprendiéndolo así, la Junta Militar tomó medidas
prontas y eficaces para conjurar la crisis de subsistencias. De este modo se
normalizó la importación de artículos alimenticios, invirtiéndose importantes
cantidades de divisas oficiales, a medida que se restablecía el fondo de moneda
extranjera que la Junta Militar había encontrado exhausto. Se combatió
enérgicamente el acaparamiento y el mercado negro, hasta hacerlo desaparecer.
Simultáneamente, se sentaron las bases para la solución permanente del
problema, por medio del fomento intensivo de la producción agropecuaria y
pesquera y el retorno a la libertad de comercio.
Los resultados de esta acción rápida y eficaz están a la
vista. Han desaparecido las colas. No falta nada en los mercados y tiendas. El
consumidor puede adquirir, en cualquier momento, lo que desee, sin dificultad
ni restricción alguna.
Entre las principales obras realizadas en este Ministerio
figuran las siguientes: construcción del Instituto Anti-aftoso; del Terminal
Pesquero del Callao; del Terminal Central Pesquero de Lima; de los talleres de
reparaciones de vehículos, maestranza y garajes, y terminación de la Estación
Piscícola de Santa Eulalia e instalación de granjas ganaderas en Cajamarca y
Pucallpa.
MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS INDÍGENAS
Una de las disposiciones legales que enaltecen a la Junta
Militar es el Decreto Ley N° 10908, en el que se establecieron dos goces de
gran trascendencia: el salario dominical y la participación de los empleados y
obreros en las utilidades obtenidas por las empresas.
Se ha visto, en la práctica, que el establecimiento del
salario dominical ha estimulado la producción y ha proporcionado un alivio a
los modestos hogares obreros. Y en cuanto a la participación de los
trabajadores en las utilidades de sus principales, puedo afirmar que el Perú es
uno de los pocos países de América que ha concedido este beneficio,
satisfaciendo así un justo anhelo reivindicatorio de las clases laboristas.
Esta obra avanzada y eminentemente justa de legislación
social, se ha realizado en reconocimiento de los derechos y deberes del capital
y del trabajo, del empleador y del empleado, es decir, acatando principios y demandas
de auténtica justicia social. No se puede citar un sólo decreto ley, ni una
sola disposición administrativa, que se haya inspirado en propósitos
demagógicos. No ha sido indispensable agitación, presión o amenaza para que el
Gobierno cumpliera con su deber. La gestión patriótica y honrada de la Junta
Militar ha desenmascarado a los fabricantes de conflictos sociales con miras
egoístas y bastardas; ha dejado al descubierto a los perturbadores
profesionales, a quienes no les conviene nunca que los problemas se resuelvan
para continuar obteniendo inconfesables ventajas de la ingenuidad popular.
El prestigio de nuestra patria exigía el cumplimiento del
compromiso contraído para preparar y lleva a cabo el II Congreso Indigenista
Interamericano del Cuzco. El vivo interés despertado en toda América por esta
Asamblea Continental Indigenista, quedó ampliamente demostrado por la
presencia, en ella, de dieciséis países que acreditaron un total de ochenta
delegados.
Las declaraciones, acuerdos, resoluciones y recomendaciones
adoptadas en él, se refieren a todos los aspectos del problema indígena.
OBRA LEGISLATIVA
La obra legislativa de la Junta Militar queda plasmada en 593
decretos leyes, labor considerable que refleja nuestra preocupación por todos
los vitales problemas que afectan el presente y el porvenir de la nación.
Surgida de un movimiento revolucionario en cuyos postulados
figuran los de renovación y progreso de las instituciones tutelares, la Junta
se ha visto precisada a desdoblar su actividad hacia el campo legislativo y
administrativo. En ambos aspectos, esa actividad queda entrega al veredicto de
la historia. Aquietadas las pasiones y superadas las diferencias de credo
político, tendrá que reconocerse que no nos guió otra preocupación que la de alcanzar
el bienestar de la colectividad y la grandeza de la patria. Las innovaciones
que el régimen ha llevado a la práctica son de mayor trascendencia que las de
cualquier otro gobierno de facto que hubiera dirigido los destinos del país.
Ellas abarcan en apretada síntesis, la concesión de múltiples
derechos a obreros y empleados; el fomento vigoroso de la educación pública; la
promulgación de códigos y leyes orgánicas; el impulso a la agricultura y a la
ganadería para resolver el agudo problema alimenticio; un gran programa de
obras públicas; y, en fin, todo cuanto ha sido posible hacer sin forzar la
potencialidad económica del país, sin recurrir al crédito exterior y sin
emisiones de billetes.
Nuestro espíritu disciplinado y de cuerpo –siendo como somos miembros
de las gloriosas instituciones armadas- nos ha permitido laborar siempre en
equipo, cotejando nuestros pareceres, con amplitud de miras, para adoptar
después la determinación más conveniente a los intereses nacionales.
Señores Representantes:
La Junta Militar de Gobierno llegó al término de su labor
gubernativa con la íntima satisfacción de haber servido leal y esforzadamente a
la patria, en momentos en que ella necesitaba un brazo fuerte que la defendiera
de la amenaza totalitaria y disolvente. Quienes formamos la Junta Militar hemos
procurado en todo instante estar a la altura de nuestra responsabilidad
histórica y a la altura también de las expectativas ciudadanas y frente a una
verdadera obra de renovación y justicia social.
Despojados de toda pasión subalterna, alentados por nuestra
indeclinable resolución de servir al Perú con todo el calor de nuestro espíritu
de soldados, hemos gobernado teniendo como divisa de nuestros actos públicos el
bien de la patria.
Es evidente que nuestra gestión gubernativa ha incidido sobre
los principales y más trascendentales problemas, tanto de carácter social como
político y económico. En algunos casos, de vital importancia, como en Educación
Pública, Defensa Nacional y en Hacienda, la Junta Militar ha enrumbado al país
por derroteros que le permiten una definitiva orientación.
Ha sido posible realizar este inmenso trabajo gracias a la
abnegación y lealtad de los institutos armados de la República que, en todo
momento, han prestado su valiosísimo apoyo al Gobierno. Sin tal cooperación
patriótica hubiera sido difícil desarrollar una política constructiva,
justiciera y progresista. No debe olvidarse, y en esta solemne ocasión me
permito recalcarlo, que la Junta ha sido, en todos sus actos, fiel intérprete
de la emoción social y del espíritu cívico de los institutos armados.
No sería posible silenciar el patriótico apoyo que la Junta
Militar recibió de la ciudadanía consciente y honrada; a ella va dirigido
nuestro emocionado, sincero y profundo agradecimiento.
Señor Presidente del Congreso:
Al resignar, en vuestras manos, el Mando Supremo de la
República, quiero formular los más fervientes votos porque los días venideros
sean de auténtico progreso y bienestar para la patria. La Junta Militar acaba
de cumplir el compromiso de honor que contrajo, al convocar a elecciones
generales, para que el pueblo peruano se diera el gobierno democrático que
merece. La ciudadanía ha elegido al general Manuel A. Odría para el periodo
presidencial que hoy comienza.
Esa misma ciudadanía ha elegido también a ustedes, señores
Representantes, y os saluda con respeto y simpatía.
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