MENSAJE DEL PRESIDENTE
DEL PERÚ,
GENERAL MANUEL A. ODRÍA
AMORETTI,
AL CONGRESO NACIONAL,
EL 28 DE JULIO DE 1955
Excelentísimo señor doctor Víctor Paz Estenssoro, Presidente
de la República de Bolivia:
Ningún lugar más adecuado que este augusto recinto de las
leyes para presentaros, Excelentísimo señor, el saludo del Gobierno y pueblo
peruanos que se sienten altamente complacidos en teneros como huésped y que os
brindan sincera y afectuosa hospitalidad. Todos mis conciudadanos han recibido
jubilosos vuestra presencia en esta tierra que debéis considerarla también como
propia, porque estamos vinculados por la Historia y el destino común a ese
pueblo hermano del que sois Jefe Supremo. En el pasado, Perú y Bolivia
constituyeron un gran Imperio, cuna de una legendaria civilización cuyos
vestigios son hoy motivo de admiración. Eramos entonces y lo somos hoy también,
países de una sola raza, de una continuidad geográfica y una efectiva unidad
espiritual. Estamos unidos, pues, por lazos tradicionales y fraternos
indestructibles, forjados por la Historia, por la sangre, hasta por compartidos
infortunios, por nuestras realidades nacionales y la similitud de nuestros
problemas del presente y del porvenir. Estos lazos no se han debilitado en el
decurso de los años y, como si la Providencia hubiera querido hacerlos más
firmes y sólidos, nos ha hecho dueños, en condominio indivisible, del lago
místico, donde se originó la leyenda que con Manco Cápac dio comienzo a nuestra
historia.
Vuestra visita, Excelentísimo señor, no sólo importa la
reafirmación de la amistad que une a nuestros pueblos y una confirmación de
nuestra política panamericanista, sino que se traducirá en indudables beneficios
para las dos Repúblicas que, desde hoy en adelante, van a coordinar sus
esfuerzos, facilitar sus comunicaciones, utilizar los bienes que les son
comunes en la realización de grandes y fecundas obras para el progreso del Perú
y Bolivia.
Nuestra Constitución ha señalado el día de la patria para la
instalación de su Congreso y para que el jefe del Poder Ejecutivo le presente
su Mensaje anual, dando cuenta de la marcha de los asuntos públicos. Rendimos
así, los peruanos, en esta fecha magna, tributo a los próceres que nos dieron
independencia, renovamos nuestros propósitos de servir a la patria y el solemne
juramento de mantener y defender su libertad, su soberanía y su integridad
territorial, reiteramos también nuestra fe en la democracia bajo cuyo régimen
vive el Perú, al dar respetuoso acatamiento a la Constitución del Estado.
Por feliz circunstancia, la sesión solemne de hoy, con la que
el Congreso peruano inicia sus actividades ordinarias en el presente año, tiene
un carácter histórico; ella está realzada por el singular privilegio que nos
habéis otorgado, Excelentísimo señor Presidente de Bolivia, de encontraros aquí
reunido con nosotros, en la casa del Parlamento de mi patria, para asistir a
uno de los actos cívicos más trascendentales de nuestro régimen democrático y
recibir nuestro aplauso sincero y caluroso.
Excelentísimo señor Víctor Paz Estenssoro:
Hago los más sinceros votos porque durante vuestra corta
estadía en el Perú os sintáis como en vuestra tierra y que al regresar a ella
llevéis al pueblo boliviano el abrazo fraterno que le enviamos por intermedio
vuestro.
Señor Presidente del Congreso; Señores Representantes:
Acabo de inaugurar en el Parlamento de este régimen, surgido
del Movimiento Revolucionario de Arequipa, su VI y última Legislatura Ordinaria
y, al presentarle mi quinto Mensaje anual, me siento poseído por encontradas
emociones, ya que es la última oportunidad que me concede nuestra Constitución
de presentarme ante vosotros. El año que viene, en esta misma fecha, leeré mi
Mensaje final ante Representantes a Congreso que salgan elegidos en el próximo
proceso electoral y en esa solemne sesión cumpliré mi deber constitucional de
entregar el Mando Supremo al ciudadano
que, democráticamente, haya sido designado por el pueblo peruano como
Presidente de la República.
He querido, por eso, como un homenaje a este Parlamento, al
que debo eficaz y valiosa colaboración, que me ha permitido realizar obra de
Gobierno que no tiene precedentes, dar cuenta en mi Mensaje de la obra
realizada al servicio del país por los Poderes del Estado, ampliamente
identificados en el propósito común de dar cabal cumplimiento al programa de
acción gubernativa y legislativa que ofrecimos a nuestros conciudadanos. La
cuantía, magnitud e importancia de la obra ejecutada hasta el momento, ha
requerido una extensa exposición. Hubiera sido imposible sintetizarla en el
marco de un simple Mensaje que pudiera leerse en este acto solemne. Todo lo
realizado, en su mayor parte, está contenido en el volumen impreso que os ha
sido entregado hace breves momentos y que pongo a disposición de vuestro
ilustrado criterio con la conciencia de haber cumplido, mi deber de gobernante
y la confianza de merecer vuestra aprobación. En ese amplio documento, me
limito a exponer a grandes rasgos mi labor gubernativa haciendo una breve
recapitulación de toda la obra realizada en mis 5 años de Gobierno, con la
valiosa colaboración de Parlamento.
La política internacional del perú, durante los años de mi
mandato ha seguido los lineamientos trazados en el discurso programa que leí
ante el Congreso al asumir la Presidencia Constitucional de la República,
manteniendo la promesa y la decisión de cumplir, lealmente, los tratados y los
pactos internacionales. Mi Gobierno ha cultivado las más cordiales relaciones
con todos los países democráticos, a cuyo lado se ha alineado el Perú. Celoso
cumplimiento ha dado a las obligaciones contraídas por la República con las
Naciones Unidas en cuyo seno nuestros representantes, actuando en conformidad
con las instrucciones que les fueron dadas, han colaborado y lo seguirán
haciendo así, en los graves problemas que afronta ese organismo, única luz y
esperanza para la salvación del mundo.
Decisivo papel ha querido reservar el destino al continente
americano en esta hora crucial de la historia. Todos los campos de la actividad
humana, el político, el social, el económico, el religioso, han devenido en una
pugna, ideológica, en la que se enfrentan 2 civilizaciones que inevitablemente
se repelen: la una democrática y cristiana, y la otra totalitaria y marxista.
En esta pugna que amenaza desencadenar sobre el mundo el flagelo de una nueva y
desastrosa guerra, corre peligro no sólo la civilización sino la existencia
misma de la humanidad. Tal es el panorama sombrío que tienen ante su vista los
jóvenes países de América, de incipiente economía que, aunque favorecidos con
una gran riqueza en materias primas, tienen que luchar con una naturaleza
bravía e indómita, con la falta de recursos y de comunicaciones, con la escasez
de industrias y con sus propios problemas interiores. Constituyen, por esto,
campo propicio para que el comunismo aproveche las situaciones críticas para
ganar adeptos y explotar la ingenuidad de la juventud o la misma y el dolor
humano, que son consecuencias naturales de los bajos niveles de vida. En esta
lucha por la civilización y la democracia la República de los Estados Unidos de
Norte América ha asumido una posición rectora. Se ha puesto íntegramente al
servicio de la humanidad. El gigantesco esfuerzo será decisivo para que se
mantenga la paz entre los hombres y los pueblos libres. Los demás países
americanos, espiritual y materialmente, debemos estar a su lado.
Nunca como ahora han revestido, pues, más importancia y
trascendencia las relaciones que deben mantener entre sí las naciones de este
continente, no sólo en el campo espiritual, sino en el material, como una
contribución obligatoria, en servicio de la comunidad continental. Para hacerla
más efectiva hay que dar a la política panamericana un nuevo sentido que supere
al concepto de la “Política de buen vecino”. Somos miembros de una gran
familia, con tan vitales intereses comunes que es inútil que tratemos de
escapar a la realidad. Debemos reconocer en esta hora cruenta de la historia
tal, como hace más de cien años, lo señalara Bolívar, que la suerte que corra
uno, será la suerte que corran los demás; que el bien y el progreso de uno se
reflejará en el bien y el progreso de los otros. Todo nos obliga, en
consecuencia, a seguir entre nosotros la “Política del buen hermano”,
ayudándonos, promoviendo nuestro mutuo progreso, mejorando el nivel de vida de
nuestros pueblos, no sólo para evitar que el enemigo común extienda sus garras
sobre nuestros países, sino porque así se robustecerá la enorme fuerza
colectiva que tiene el continente americano, unido y poderoso. Y todo ello es
posible realizarlo sin mengua de la soberanía e independencia de los Estados,
sin interferir en sus asuntos internos y manteniendo viva la llama de la
fraternidad americana, que con visión genial encendió el Libertador en su
llamado a la unión de las naciones libres del continente.
Como una afirmación de la política americanista de mi
Gobierno, como un homenaje a la hermana República de Venezuela e interpretando
el sentir unánime del país, cumplí el grato deber de invitar al Excelentísimo
señor General Marcos Pérez Jiménez, Presidente de esa gran nación, a que
visitara el Perú. Tan ilustre Jefe de Estado se dignó acceder a mi pedido y fue
nuestro preciado huésped del 4 al 11 de junio del presente año. Todo el pueblo
peruano le rindió inolvidable homenaje a Venezuela y a su ilustre gobernante.
Mi Gobierno se esmeró en hacer grata su estada y en brindarle hermanable
hospitalidad. Un nuevo eslabón se ha forjado, así, en la cadena indestructible
de la amistad peruano venezolano: viva, fecunda, tal como la quería bolívar y
la queremos ahora venezolanos y peruanos; nunca interrumpida, ni amenguada por
la desconfianza o por la discordia. El próximo 6 de agosto, utilizando la
licencia que solicité al Congreso, me será grato viajar a Caracas para retornar
esa visita y rendir el homenaje del Perú a la patria de Bolívar y Sucre.
El orden y la tranquilidad han estado inalterables en el
territorio de la República. Este clima de armonía ciudadanía, tan indispensable
y necesario al progreso del país, se ha mantenido igual durante toda mi gestión
gubernativa. Sólo en una oportunidad se creó para mi Gobierno una situación
que, sin poner en peligro la paz pública, fue evidentemente desconcertante y
penosa. Uno de mis más cercanos colaboradores, utilizando como pretexto la
renovación del gabinete ministerial, pretendió obtener la adhesión de las
Fuerzas Armadas para dar un golpe de Estado. Tan insensato propósito no tuvo,
como era natural, repercusión alguna en dichas Fuerzas, cuya tradición de honor
y lealtad fue cumplida una vez más. La ciudadanía censuró unánimemente a quien,
anteponiendo sus intereses personales a los del país, atentó contra la vida
constitucional de la República. La crisis fue rápida y fácilmente superada. La
nación pudo continuar viviendo en paz y tranquilidad.
En el curso del año constitucional que hoy se inicia, debe
realizarse la renovación de los dos Poderes del Estado, por vencer el 28 de
julio de 1956 el Mandato que nos fue otorgado.
Estoy obligado como Jefe del Gobierno que va a cesar en sus
funciones a tocar el problema de la sucesión presidencial; y lo hago gustoso
para desvanecer cualquier duda que sobre la honestidad de mis propósitos haya
podido despertar cierta insidiosa campaña de un grupo insignificante de
descontentos y gratuitos enemigos. No ha existido y no existe a este respecto
ningún problema, porque no he alentado en momento alguno propósito de
reelección o de prórroga de mi mandato. Hace 7 años que vengo sirviendo a mi
país con sinceridad, con patriotismo y con absoluto desinterés. No me quiero
atribuir méritos ni apelar a la generosidad de mis compatriotas invocando para
mi trabajo sentimiento de gratitud, ya que la mayor satisfacción que siento es
la que produce la seguridad del deber cumplido y la tranquilidad de mi
conciencia. La jornada ha sido dura y penosa, pero con el favor de Dios, los
resultados obtenidos han excedido todas mis expectativas. Esta honorable línea
de conducta que he seguido con indeclinable lealtad hacia mi patria y la
ciudadanía, es la mejor respuesta a los que me atribuyen propósitos que no
tengo. Mi mayor satisfacción, lo declaro enfáticamente, será entregar el mando
a mi sucesor el 28 de julio de 1956 y así lo haré.
En fecha memorable, al asumir la Presidencia Constitucional
de la República, os expresé, señores Senadores y Diputados, en esta misma sala
en la que hoy estamos reunidos, que “La voluntad del pueblo y el apoyo de las
fuerzas vivas del país me permitían asumir el Mando Supremo, libre de todo
compromiso con personas o sectores políticos”. Entonces dije textualmente:
“Nadie puede reclamarme el cumplimiento de pacto o convenio porque ninguno he
contraído. Mi elección es producto inobjetable del voto popular, expresado
abrumadoramente. Me debo, pues, únicamente, al pueblo que me ha conferido su
mandato”. Han pasado ya 5 años de mi Gobierno y mi palabra tiene la
confirmación de los hechos. Mi situación actual no ha variado en lo absoluto.
Sigo libre de compromisos con personas o sectores políticos; nadie puede
reclamarme ahora, como entonces, el cumplimiento de pacto o convenio, porque
ninguno he celebrado ni celebraré. Sigo debiéndome al pueblo, le seré leal y
cumpliré mis deberes patrióticos, haciendo respetar su voluntad y velando por
el interés de la República. A mi regreso de Caracas dirigiré un mensaje a la
nación para ocuparme, en particular, del próximo proceso electoral y para
exponer, además, la evolución operada en nuestra política interna desde el 27
de octubre de 1948, en que se produjo el Movimiento Restaurador de Arequipa,
hasta el presente.
Superando todas las expectativas continúa a ritmo acelerado
el desarrollo económico y financiero del Perú. Factor decisivo para este feliz
resultado ha sido, sin duda alguna, el cambio radical que hizo mi Gobierno de
la política económica y financiera que imperaba en 1948.
Esta trascendental reforma, trajo consigo: el aumento de la
producción, el interés en la explotación de nuestras riquezas naturales, el
crecimiento del comercio exterior, el mayor ingreso de divisas, la mejor
asistencia crediticia de los bancos estatales, el aumento de la renta nacional,
el crecimiento de las inversiones, la recuperación del crédito de la República
que, ha creado para el país un ambiente de confianza y de seguridad en su
política financiera y ha despertado vivo interés en todas las esferas
económicas del mundo. El Perú goza hoy, a este respecto, de envidiable
prestigio, que ha permitido obtener los importantes empréstitos que le han sido
otorgados últimamente y despertar la confianza al capital extranjero para hacer
inversiones cuantiosas en el país, que aumentan día a día.
Al amparo del régimen de libertad de comercio y de cambio, la
producción nacional, tuvo un gran incremento entre los años de 1946 a 1954. En
la agricultura: en la producción de algodón, que en 1948 fue de 61 mil
toneladas, alcanzó a 105 mil en 1954; la producción de azúcar y derivados se
elevó de 498 mil toneladas a 638 mil; el arroz de 137 mil toneladas a 170 mil;
el trigo de 136 mil toneladas producidas en 1948, se eleva a 169 mil en 1954.
El vigoroso impulso dado hasta el momento a nuestra industria
minera por el nuevo Código de Minería, que será asombroso en el futuro, se ha
reflejado en la producción de los principales minerales, destacándose la del
cobre, que de 13 mil toneladas en 1948 sube a 38 mil en 1954; el plomo se eleva
de 48 mil a 110 mil; el zinc de 59 mil toneladas a 158 mil; la plata de 288
toneladas a 634; y, finalmente, el hierro, cuya producción era en 1948 de un
millón 872 mil toneladas llegó en 1954 a una producción de 2 millones 288 mil.
El aumento de la producción ha traído consigo el notable
crecimiento de nuestro comercio exterior.
Las exportaciones que en 1948 alcanzaban a un total de un mil
056 millones de soles se elevan, en 1954, a 4 mil 792 millones. Expresando en
dólares, las exportaciones se elevaron de 162 millones de 1948 a 248 millones
en 1954.
El mayor volumen de nuestra producción y exportación, la
confianza que sobre la favorable situación de la economía del Perú existe en el
país y en el exterior, ha originado un considerable aumento de los ingresos de
moneda extranjera, que en 1948 fue de 166 millones de dólares y en 1954 de 344
millones, siendo importante recalcar, como resultado de la confianza lograda,
que el monto de divisas, no provenientes de la exportación, que sólo llegó en
1948 a 10 millones de dólares, se eleva en 1954 a 93 millones, lo que
representa un apreciable ingreso adicional de capitales al país en forma de
divisas.
La situación de bonanza económica se ha reflejado también en
el monto de las reservas de oro y divisas del Banco Central de Reserva del Perú
que, en 1948, sólo era de 28 millones de dólares, mientras que al 30 de junio
de 1955 llega a un equivalente de 58 millones; contándose además con
disponibilidades adicionales constituidas por los 30 millones de dólares que
nos han concedido el Fondo Monetario Internacional, el Chase National Bank y el
Tesoro Americano. En consecuencia, las referidas reservas y el crédito de estabilización alcanzan, al 30 de junio de 1955, a la apreciable cantidad de
88 millones de dólares.
Es en los mercados internacionales donde se reconoce y
aprecia mejor la eficacia y bondad de nuestro sistema económico y financiero de
libre cambio y de libre empresa; conviene resaltar, particularmente, la
confianza que se tiene en la estabilidad de nuestro signo monetario, frente a
la grave inflación, que se opera en otros países con la consiguiente y continua
desvalorización de sus monedas.
Antes de mi llegada al poder, estuvo prácticamente paralizada
toda nuestra economía con el sistema de los controles y de los subsidios. El sol
sufría constante depreciación; había alcanzado, en el llamado mercado libre, el
más bajo nivel, de cerca de 23 soles por dólar giro y más de 22 por dólar
certificado. Gracias a la acción de mi Gobierno, se ha logrado superar esta
crisis y nuestra moneda en los mercados internacionales mantiene una marcada
estabilidad de cambio de 19 soles por dólar.
Las operaciones de los bancos comerciales y de ahorros han
logrado notable incremento. En efecto, las colocaciones que, en octubre de 1948
llegaban a mil 168 millones de soles, ascendían en mayo de 1955 a 4 mil 007
millones de soles. La mayor parte de estas colocaciones han sido destinadas a
fines productivos en forma de préstamos a la agricultura, ganadería, minería e
industrias. Todas ellas en 1948, recibieron 462 millones de soles y obtuvieron,
al 31 de mayo de 1955 créditos por un monto de un mil 731 millones de soles.
Una de las más importantes realizaciones de la política
financiera del país ha sido el impulso dado a los bancos estatales. El Banco
Agrícola del Perú, creado en 1931, tenía como capital la suma de 10 millones de
soles. 17 años después, en 1948, ese monto inicial sólo se había incrementado
en 2 millones 230 mil soles, o sea que su capital, en ese entonces, era de 12
millones 230 mil soles. Sus inversiones eran de 400 mil soles y sus préstamos a
toda la agricultura nacional sólo alcanzaban a 45 millones.
Destinado este Banco a ser factor decisivo en el aumento de
nuestra producción agropecuaria, no podía seguir en esa posición estática,
contraria a sus fines. Fue reorganizado con el nombre de Banco de Fomento
Agropecuario, con un capital autorizado de 400 millones de soles y un capital
pagado, al 31 de mayo de1955, de 207 millones de soles. Los préstamos cuyo
monto fue en 1948 de 45 millones ascendieron, al 31 de mayo de 1955, a 525
millones de soles.
El Banco Minero del Perú, creado en el año 1940, con un
capital autorizado hasta de 50 millones de soles, después de cerca de 8 años,
al finalizar 1948, sólo tenía como capital 22 millones 583 mil 907 soles. Mi
Gobierno autorizó el aumento de su capital hasta en 200 millones, llegando en
la actualidad a cerca de 100 millones de soles.
Sus inversiones, que en el año de 1948 fueron de 21 millones
de soles, llegan a 70 millones de soles en 1954, y sus préstamos, que en 1948
fueron de 13 millones de soles, han alcanzado la cifra de 85 millones en 1954.
Este Banco realiza hoy un verdadero y decisivo apoyo a la mediana y pequeña
minería, que ha dispuesto además, de las facilidades que le proporcionan las
centrales de beneficio de minerales, instaladas en varias regiones del país
durante mi Gobierno y cuya capacidad anual de tratamiento ha aumentado de 85
mil toneladas a 250 mil, habiéndose, asimismo, favorecido con los servicios que
efectúan los laboratorios de análisis, departamento de mercaderías, compra de
minerales y depósito y las agencias instaladas en Arequipa, Huaraz, Callao,
Pisco y Supe.
El Banco Industrial del Perú, creado en el año 1932, con un
capital autorizado de 40 millones de soles, tenía en el año de 1948, como
capital y reservas, 23 millones de soles. En la actualidad tiene sólo 31
millones. Sus préstamos acordados, eran en 1948 de 60 millones de soles, hoy
llegan a 129 millones de soles, y sus colocaciones que, en 1948 eran de 39 millones
de soles sobrepasan a los 80 millones de soles en la actualidad.
Este crecimiento de la economía nacional ha repercutido en el
aumento de los ingresos fiscales del país. Comparando la ejecución de los
Presupuestos de 1948 a 1954, tenemos que la recaudación total en 1948 fue de
862 millones de soles. En 1954 los ingresos efectivos del Presupuesto ordinario
fueron de 2 mil 426 millones de soles. Considerando las cuentas especiales, en
el ejercicio de 1948, los ingresos totales ascendieron a mil 021 millones de
soles y en 1954 a 3 mil 517 millones de soles.
El monto de las inversiones que el Estado efectuó con cargo a
su Presupuesto, en 1948 fue de 126 millones de soles y en 1954 se elevó a 882
millones de soles.
El Gobierno, consciente de su responsabilidad de mantener el
buen crédito de la República, dando cumplimiento a compromisos internacionales
adquiridos hace muchos años, ha restablecido el pago puntual de los servicios
de amortización e intereses de la deuda externa, tanto en dólares como en esterlinas.
Esta sana política financiera ha devuelto la confianza en el
crédito del Perú, lo que ha permitido que se otorguen a nuestro país, por parte
del Banco Mundial de Reconstrucción y Fomento, el Banco de Exportación e
Importación de Washington y otros organismos internacionales, importantes
empréstitos con grandes facilidades.
También la confianza inspirada a los inversionistas privados,
está produciendo favorables resultados con el mayor ingresos de capitales
foráneos, que hoy experimenta el país, para la explotación de sus riquezas
minera, petrolera, agrícola y su desarrollo industrial.
Un índice de este crecimiento de la actividad económica y
financiera, lo constituyen las cifras a que alcanza la Renta Nacional del Perú
que fue de 7 mil 120 millones de soles en 1948 y se elevó a 18 mil 900 millones
de soles en 1954; habiéndose destinado a inversiones un mil 305 millones de
soles en 1948 y 5 mil 900 millones de soles en 1954.
Este aumento, considerado el crecimiento de la población,
representaba una renta de 860 soles por persona en 1948 y 2 mil 011 soles en
1954.
El incremento de la Renta Nacional es, pues, notable,
comparado con el de otros países. El Anuario Estadístico de las Naciones
Unidas, correspondiente a 1954, según cuadro que se inserta como anexo a este
Mensaje, muestra que la Renta Nacional ha registrado en el Perú, desde 1948, un
índice de aumento del ingreso real per-cápita mayor al de todos los demás
países con excepción de Australia, superando apreciablemente a países
adelantado como Alemania, Suiza, Inglaterra y aún Estados Unidos.
El desarrollo económico y financiero del país ha tenido
considerable repercusión, no sólo en el continente, sino en el mundo. Las
publicaciones especializadas han seguido, paso a paso, sus progresos y hoy se
considera al Perú como un país progresista por la aplicación de la política de
libertad de comercio y de libre cambio.
El arreglo de nuestra deuda exterior con los bonistas
americanos e ingleses, tanto tiempo postergado y que tan enorme perjuicio causó
a nuestra buena reputación, nos ha permitido recuperar nuestro crédito externo.
Sus beneficiosos efectos, no sólo se traduce en el prestigio alcanzado por el
Perú, sino en los empréstitos que se le han otorgado después del arreglo de la
deuda.
El Plan Nacional de Vialidad que ofrecí realizar ha sido
cumplido en su mayor parte. El Perú es ahora uno de los países americanos que
mejor sistema de carreteras posee.
Las obras ejecutadas y en ejecución han proporcionado y
proporcionan trabajo a millares de obreros y técnicos; brindan amplias
regularidades y facilidades a los trabajadores del volante; benefician a la
economía nacional, permitiendo el intercambio comercial entre las diferentes
provincias y pueblos de la República; el mejor y más económico traslado de los artículos
de los centros de producción internos a los puertos de exportación y llevando
además, el progreso a todas las zonas de influencia de esta red caminera en la Costa, en la Sierra y
en la Selva.
Es importante señalar, de manera muy especial, los trabajos
que en la actualidad se están llevando a cabo en la carretera de Olmos al
Marañón por un batallón del Ejército, al que se le ha dotado de equipo mecánico
suficiente para obtener la rápida terminación de esta importantísima vía de
penetración a nuestra Selva, que unirá la Costa del Pacífico con la del
Atlántico, mediante la navegación de los grandes ríos de nuestra Amazonía. La
rica región de Bagua, que ofrece inmensas posibilidades para un desarrollo
agropecuario, de incalculables beneficios para el país, estará abierta a la
explotación mediante esta carretera cuyas características técnicas permiten
obtener un transporte seguro y económico para los productos de esa región.
Pronto quedará expedito el puente de Corral Quemado, sobre el Marañón, a un costo
superior a 18 millones de soles. Hasta la fecha en equipos, explanaciones,
afirmado y otras obras se ha gastado más de 24 millones de soles.
Con el fin de dar rápido término a los trabajos de esta
importantísima vía interoceánica el Gobierno ha contratado con la firma Le
Tourneau la financiación total de las obras y, en especial, la construcción del
tramo comprendido entre Borja en el Marañón y Bagua, en plena Selva amazónica.
En la actualidad este último punto está unido a Olmos por una carretera ya en
servicio.
El resumen de la obra vial realizada, entre octubre de 1948 y
junio del presente año, comprende la ejecución de 4 mil 280 kilómetros de
explanaciones nuevas, con más de 40 millones de m3. de tierras removidas y la
perforación de 17 túneles, con una longitud total de 2 mil 542 metros; 439
kilómetros de mejoramiento; mil 378 kilómetros de afirmados; mil 466 kilómetros de asfaltado; 3 mil 134
alcantarillas; 89 grandes puentes y otros 14 en construcción. Asimismo, se han
hecho 8 mil 900 kilómetros de reconocimientos y estudios preliminares y 4 mil
347 kilómetros de estudios definitivos. Todos estos trabajos representan una
inversión total de un mil 102 millones de soles.
El Plan Nacional de Irrigación ha incorporado a la producción
decenas de miles de hectáreas de tierras eriazas, levantando el nivel de vida
de los medianos y pequeños agricultores, con obras de la magnitud de las del
Quiroz, cuya segunda etapa, consistente en la construcción de la gigantesca
represa de San Lorenzo, ha comenzado a ejecutarse. Las obras de desviación de
las lagunas de Choclococha y Orcococha al río Ica, postergadas por causas
ajenas a mi Gobierno, se han encomendado a una firma responsable que debe dar
comienzo en breve a los trabajos. La irrigación de la margen izquierda del
Mantaro, ya terminada, la construcción del nuevo canal para la irrigación del
Santa Rita de Siguas, la del canal de Irrigación de Celendín, la desviación de
las aguas de río Uchusuma, que ya inauguré; la desviación del río Chotano al
Chancay, que estará terminada en el presente año; la irrigación de las pampas
de Chimbote, en plena ejecución; la de la pampa de los Castillos de Ica, hecha
con agua del subsuelo, por el sistema de pozos tubulares; la terminación de los
estudios del proyecto de irrigación de las pampas de Majes, Siguas y La Joya y,
por último la pronta terminación de los estudios para irrigar las pampas de
Morillos y Asia en el departamento de Arequipa, me permiten la satisfacción de
decir que prácticamente está cumplida y aun superada la primera etapa del Plan
Nacional de Irrigación que yo ofrecí realizar.
El plan de obras portuarias, con la modernización del puerto
del Callao y del puerto de Ilo, el reacondicionamiento del Terminal Marítimo de
Matarani, la creación del puerto de San Juan, la próxima iniciación de las
obras portuarias en Salaverry, así como la construcción del nuevo puerto
fluvial de Iquitos, facilitarán de modo notable el comercio de exportación e
importación.
El establecimiento de la industria siderúrgica en Chimbote,
que comenzará a funcionar el año próximo, producirá en poco tiempo todo el
hierro y el acero que requiere el país para su consumo interno, con el
consiguiente ahorro de fuertes cantidades de divisas. No es necesario relevar
la enorme trascendencia que importa para el Perú el tener su propia industria
siderúrgica, que beneficiará a la economía nacional, abaratará la construcción
civil e influirá en el plan general de edificaciones de viviendas de tipo
popular y, en fin estimulará el progreso de todas las industrias que requieran
este material básico.
El nuevo Código de Minería ha dado vigoroso impulso a la
industria minera, permitiendo la explotación de las minas marginales y de baja
ley que, económicamente, era imposible realizar con el régimen anterior. Su
sistema tributario ha permitido la explotación del hierro de Marcona y, sobre
todo, la pronta extracción del cobre de Toquepala que convertirá al perú en uno
de los primeros productores de este metal en el mundo.
La Ley del Petróleo, al igual que el nuevo Código de Minería,
ha hecho posible la inversión de fuertes capitales en esta industria
extractiva. En nuestra Costa no ha dado aún resultados positivos porque todavía
se está en las primeras etapas de la investigación geológica y de las
perforaciones iniciales.
En la Selva, donde ofrece posibilidades, muy promisorias,
convertirán esa rica extensión de nuestro territorio en campo de acción para
múltiples actividades; para la construcción de caminos, de oleoductos,
llevándole en suma todos los elementos de la civilización y del progreso.
La Ley de Electrificación Nacional, que acabamos de
promulgar, está orientada a la sana política de estimular al capital privado en
el campo de la industria eléctrica, sin desmedro de las prerrogativas propias
del Estado; ella contiene prescripciones de carácter esencial, dando
importancia a las obras e instalaciones destinadas al servicio público de
electricidad con el control del Estado, para el cumplimiento de los fines de la
concesión. Esta ley señala el procedimiento para la estructuración de las
tarifas cuyo estudio y regulación están encomendados a una comisión nacional
que tiene todas las facultades y atribuciones que necesita un organismo técnico
de tal calidad. El Beneficio que obtengan los concesionarios estará regulado
cautelando el interés de los consumidores, quienes tendrán garantizada la
continuidad y la eficiencia de los servicios.
El Perú, pues, no ha quedado al margen, como antes lo estuvo,
del impulso que representa el desarrollo de la industria eléctrica, factor
decisivo e imprescindible de la modernización urbana y del desarrollo
industrial que no podía escapar a la atención de mi Gobierno empeñado como está
en llevar adelante su plan de progreso y de obras constructivas.
El desarrollo de los planes de Salud Pública, de Educación y
de Trabajo, que constituyen mi lema de Gobierno, ha sido importante. La obra
ejecutada en el ramo de la Educación Pública, en 5 años de Gobierno, es tan
satisfactoria que puedo afirmar, sin incurrir en exceso, que durante ese
período se han construido en el Perú más locales escolares que en los 129 años
que tenemos como país independiente.
En el campo de la salud pública, de la justicia y asistencia
social, se han construido hospitales en todo el país, se ha erradicado epidemias
y, en especial, el paludismo en todo el valle de la Costa y gran parte de los
de la Selva; se ha hecho obras de agua y desagüe, se ha creado el Seguro Social
del Empleado, se han mejorado las prestaciones del Seguro Social Obrero, se han
edificado más de 8 mil casas para empleados y obreros, se ha creado el Fondo de
Salud y Bienestar Social, con vastos planes para el mejoramiento de salud
pública y la resolución del problema de la vivienda. A esta entidad se ha
encomendado las obras de las urbanizaciones de tipo popular que se llevarán a
cabo en las 793 hectáreas de terrenos eriazos, recientemente reservados por el
Estado en zonas próximas de Lima, y así como la posterior adjudicación de lotes
de las mismas, de acuerdo con un programa que con criterio realista y a corto
plazo contempla la solución integral del problema de la casa como higiénica y
barata para el pueblo, programa que tiene dimensión nacional y se llevará a
cabo en tres ciudades de la República.
Constante preocupación del Gobierno ha sido el estudio y
solución del problema indígena. Por Resolución Suprema de 2 de junio último, se
aprobó el programa preliminar, que podríamos llamar de Puno, en cuyo
planeamiento se ha tenido en cuenta los estudios efectuados, las experiencias
adquiridas en el país y el resultado de las investigaciones practicadas por los
expertos internacionales, proporcionados por la Oficina Internacional del
Trabajo.
Se persigue, en especial, mejorar las condiciones generales
de vida de las poblaciones indígenas para atenuar la presión demográfica hacia
el exterior; dotar de facilidades adecuadas al movimiento migratorio que
espontáneamente viene produciéndose, orientándolo a la colonización de los
valles de la ceja de Selva; impartir enseñanza profesional en oficios básicos y
procurar empleo adecuado a los habitantes de la zona que deseen trabajar en los
centros mineros e industriales o en otras circunscripciones del país.
Para conseguir estos objetivos, de manera integral y
coordinada, el Programa comprende 7 aspectos fundamentales: agricultura y
ganadería, ingeniería rural, sanidad, educación, bienestar rural, migraciones
internas, empleo y capacitación de mano de obra. Su aplicación demandará el
desarrollo de actividades de diversas índoles, desde la introducción de nuevas
especies de pastos y cultivos forrajeros, para la alimentación del ganado en
todo tiempo; la organización de un servicio de riego con bombas portátiles; la
instalación de una planta para las fases finales de beneficio del café en el
valle de Tambopata; instrucción práctica y demostrativa en el hogar sobre la
forma de mejorar con los recursos al alcance de la familia, el estado de la
vivienda, la alimentación, el vestido, la higiene, la crianza y el cuidado de
los niños, el establecimiento de talleres de capacitación, con sus
correspondientes servicios de formación, pre-vocacional y vocacional; y, por
último, el estímulo a la producción de artes manuales tales como tejidos,
cerámicas, orfebrería, etc., en los hogares y en pequeños talleres.
Como un programa de tan amplias proyecciones requiere la
cooperación de las diferentes entidades del Poder Ejecutivo y del Banco de
Fomento Agropecuario se ha constituido una Comisión Ejecutiva Interministerial
que reúne, bajo la presidencia del Ministro del ramo, delegados de los
Ministerios de Agricultura, de Salud Pública y Asistencia Social, de Educación
Pública, de Fomento y Obras Públicas, de Hacienda y Comercio, además de la
citada institución de créditos. Este organismo aprobará los planes para la
ejecución del Programa de Puno y vigilará su aplicación.
En cumplimiento de acuerdos de asistencia técnica, celebrado
con el Gobierno, colaborará directamente la Misión Andina de las Naciones
Unidas y Organismos Especializados que dirige la Oficina Internacional del Trabajo,
encomendando a expertos internacionales en diversas especialidades y equipos
mecánicos, vehículos, implementos y materiales diversos, que deben adquirirse
en el extranjero.
El Programa de Puno como planteamiento y como método de
acción, constituye un interesante ensayo, una innovación de singular
importancia y trascendencia. Las experiencias que se recojan de su aplicación
servirán de base para extender sus beneficios a otras regiones análogas del
país, para conformar después un programa de alcances nacionales y que contenga
soluciones eficaces y definitivas a los problemas que envuelve el proceso de la
incorporación del inicio de la vida económica, social y cultural del país.
Señores Representantes:
Todo lo que ha sido posible hacer ha sido hecho. El Perú ha
dejado de ser el mendigo sentado sobre el banco de oro, para convertirse en un
país de inmensas posibilidades y en pleno resurgimiento. La obra del régimen,
iniciada por el Movimiento Restaurador de Arequipa, continuada para el régimen
constitucional, ha permitido sentar en terreno firma las bases para el progreso y el engrandecimiento del
Perú. Todo ello ha sido lo logrado con una buena y sensata administración,
trabajando en un ambiente estable, de tranquilidad y orden interno; poniendo fe
y patriotismo en la tarea y, sobre todo, contando con el respaldo de la
ciudadanía, que ha colaborado y prestado su apoyo haciendo más fácil y más
fecunda la labor del Gobierno Constitucional que me ha tocado presidir.
Señores Representantes:
La obra de este régimen está prácticamente concluida en su
totalidad, con fecundas realizaciones que justifican mi lema de Gobierno “Res
nom verba”, “Hechos, no palabras”. Esta constituida por la inmensa red de
caminos que como simbólico lazo de unidad nacional bordean todo nuestro
territorio de uno a otro confín, venciendo al desierto, dominando el Ande
inaccesible, penetrando en la selva recóndita y misteriosa; por las
irrigaciones que han llevado el agua a tierras sedientas que nunca fueron
cultivadas y que a partir de hoy nos brindarán sus frutos generosos; por los
grandes castillos que en nuestra Costa, Sierra y Selva lanzan el dardo que
perfora las entrañas de la tierra para extraerle el petróleo; por nuestra
industria siderúrgica, que está pronta a
ser hermosa realidad; por nuestras minas, en creciente y acentuada explotación; por nuestras escuelas
esparcidas por todos los ámbitos del territorio nacional, que predigan la
cultura; por la edificación de gran número de modernos hospitales para obreros
y empleados y de viviendas sanas e higiénicas para las clases pobres; nuestra
justicia social, basada en elevados conceptos de armonía, estabilidad y
humanismo; por nuestra afirmación económica y financiera, hoy en plena pujanza
por el desarrollo de nuestra agricultura tenaz y cada vez más productiva. Por
las leyes fundamentales que hemos dado como el Fondo de Salud y Bienestar
Social, el Código de Electricidad, Código de Minería, Ley de Petróleo y otras
más, que pronto han de dar provechosos y felices frutos; en fin, por todo un
sin número de obras públicas que hemos hecho en este lapso en todo el país;
desplegando un esfuerzo que no tiene precedentes y que en estos pocos años han
cambiado el Perú, de la situación deplorable en que estaba cuando llegué al
poder a la que hoy tiene, próspera y promisoria, después de apenas 7 años de mi
permanencia al frente de los destinos de la República.
El Perú sólo necesita 2 o 3 lustros de paz interna y de
mantenimiento de este mismo ritmo de trabajo, de orden y progreso, para llegar
a su meta y estar en situación de igualdad con cualquiera de los más avanzados
países de América. Esa es la responsabilidad que va a asumir el ciudadano que
me suceda en el Gobierno y los Representantes que constituyan el nuevo
Parlamento. Nosotros, los hombres de este régimen, que sólo hemos trabajado
para servir a la patria, no vamos a aprovechar ni ver completos los resultados
de nuestra obra. Hemos edificado para el porvenir y en exclusivo beneficio del país
y de las nuevas generaciones. El Presidente de la República, que próximamente
elija el pueblo contará con medios más que suficientes para completar la obra
iniciada, que está en marcha y que ya ha tenido realizaciones importantes y,
con esos mismos medios, la tarea le será más fácil y podrá a su vez emprender
otra de mayor envergadura, porque pese a todo lo hecho, falta aún mucho por
hacer.
A nosotros nos queda la satisfacción patriótica de haber
sentado las bases de ese porvenir esplendoroso que se le espera al Perú y de
haber cumplido con todo y aún mucho más de lo que ofrecimos, lo que nos da
derecho a esperar con tranquilidad al fallo imparcial e inapelable de la
historia. Hoy estoy tranquilo con mi conciencia y no temo el veredicto de mis
conciudadanos.
El último año de mi Gobierno se concretará a terminar y
cumplir con mi programa y planes en el orden administrativo y a proponer al
Parlamento la aprobación de algunas leyes que aún faltan. En el orden político,
lo repito una vez más, llevaré al país a un proceso electoral ordenado que
permita al pueblo expresar su voluntad, que haré cumplir.
Os ruego y exhorto, señores Representantes, a que me prestéis
vuestra valiosa colaboración para culminar el sano propósito de dar término a
la obra que aún nos falta ejecutar en servicio de la patria; y al despedirme de
vosotros os expreso mi fervorosa y emocionada gratitud, por la lealtad, la
eficacia y el patriotismo indesmayable con que habéis servido al Perú y
confirmado así las gloriosas tradiciones de su Parlamento.
¡Viva el Perú!
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